MOMENTOS

Una puesta de sol en cualquier moraga de juventud, una noche de juerga inolvidable, un 5-0 al Barça, un momento íntimo con tu pareja, aquella vez que escuché por primera vez cantar “Mediterráneo” a Serrat, un concierto de Mecano en Nerja, en la década de los 80. Cualquiera de las veces que he escuchado a “La Voz” Frank Sinatra cantar “New York, New York”. Con mis padres, llenos de salud, en la mesa, partiéndonos de risa. Viendo con mi padre “Encarna” de Martes y Trece, una Nochevieja.Esas noches de insomnio leyendo ese libro que nos sumerge en otras realidades, esas risas con los amigos del alma. El "sí, quiero" de mi vida. Ese baño a las tantas, sintiendo la placidez del verano, ese primer desfile de mi Cofradía, el primer Encierro en el Barrio. El nacimiento de mis hijos. La Primera Comunión de mi hija. Una buena retransmisión de cualquier deporte. Cualquier final de 100 metros. Las finales de la NBA de los ochenta, con Magic, Worthy y Jabbar contra Dennis Johnson, Parish y Larry Bird. El primer Ali-Frazier, con Burt Lancaster de comentarista y Sinatra de fotógrafo, las siete medallas de Mark Spitz en Munich. Las cuatro de Carl Lewis en Los Ángeles. Y, a partir de ahora, ver, paladear, disfrutar del video de los prolegómenos del segundo combate entre “Sugar” Ray Leonard y Roberto “Mano de Piedra” Durán. Saltan los púgiles al ring del Superdome de New Orleáns, y se marcha la tensión y comienza un momento que, sólo de escribirlo, se me eriza todo mi cuerpo, coge el micrófono Ray Charles y empieza a cantar el segundo himno americano: el “America , The Beautiful”. Sonríe “Sugar”, esboza una media sonrisa el terrible Durán, los pelos de punta de Don King, se erizan aún más, el público ruge, todo el mundo conmovido…después viene una gran pelea, una gran lucha deportiva, pero los 20.000 privilegiados lo supieron en su momento y yo lo supe ayer, cuando lo vi en la grabación: es uno de esos momentos que, sencillamente, nunca vuelven, de buenos que son. Vivir para ver.