MARCO ANTONIO BARRERA Y KENNEDY McKINNEY, EXHIBIRON SU MEJOR REPERTORIO, PARA OBSEQUIARNOS COMBATE HISTÓRICO, DE QUILATES INCALCULABLES
El estadounidense quiso aplicar su más extensión y estatura, que es de gran valor en el pugilismo y mantuvo a distancia sin control de la riña, a su oponente hasta mediados del pleito. El mexicano, implantó su estilo belicoso, y en todo momento trató de imponer su impronta, con más celeridad y clara visión por la victoria, para retener su monarcado pluma júnior de la OMB
Marco Antonio Barrera recibió par de nalgadas por primera vez, el 17 de enero de 1974 en la ciudad de México. De aficionado tuvo calificación deportiva de 56 triunfos y 4 reveses. Y fue campeón del torneo Guantes de Oro de México, en la división de los pesos pluma júnior. Debutó de profesional el 22 de noviembre de 1989 contra David Félix en la ciudad de México, eliminándolo, en dos asaltos, por la vía más convincente.
El primero de abril de 1992 superó en la ciudad de México a Josefino Suárez, para adueñarse del cetro gallo júnior de su país, México. El 28 de agosto de 1993 superó por decisión a Eduardo Ramírez, para sumar a su récord el título gallo júnior de Norteamérica.
El 31 de marzo de 1995 disputó con éxito, el título mundial de los pesos pluma júnior de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), venciendo al puertorriqueño Daniel Jiménez en Anaheim, California.
Defendió la corona mundial de 122 libras contra: Frank Toledo, Maui Díaz, Agapito Sánchez y Eddie Croft. De los cuatro, solamente, Agapito Sánchez, pudo llegar al pacto de la contienda. Fue entonces, cuando surgió la oportunidad de exponer la corona mundial, contra el primer retador y ex campeón del mundo Kennedy McKinney.
Kennedy McKinney nació en Hernando, Mississippi, el 10 de enero de 1966. De aficionado tuvo recorrido exuberante con 214 triunfos y 13 reveses. En 1983 ganó el torneo de los Guantes de Oro, en la categoría mosca júnior. En 1984 el torneo Guantes de Oro, de los pesos mosca. En 1988 el torneo olímpico en la división de los pesos gallo y también ganador de la medalla de oro, de las Olimpíadas celebradas en Seúl, Corea del Sur, en la categoría de los pesos gallo.
Debutó de profesional el 24 de febrero de 1989 despachando por la vía más corta a David Alers en Atlantic City, New Jersey. El 9 de febrero de 1992 derrotó en doce capítulos a Baby Rojas, para capturar el título de los pesos pluma júnior de la USBA. El 2 de diciembre de 1992 noqueó en once asaltos a Welcome Ncita en Italia, para coronarse campeón mundial de los pesos pluma júnior de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) .
Lo expuso en seis ocasiones, para perderlo contra Vuyani Bungu en Sur África, el 20 de agosto de 1994. El 26 de agosto de 1995 noqueó en ocho capítulos a John Lowey en Chicago, para ser declarado campeón mundial de las 122 libras de la Unión Mundial de Boxeo, organismo que no se desarrolló. En esos días, se comenzó a concertar el combate por la disputa del campeonato mundial contra Marco Antonio Barrera.
El Wester Forum de Los Ángeles, estipuló el combate campeonil, para el 3 de febrero de 1996 en Inglewood, California
En la conferencia de prensa celebrada en Los Ángeles, días previos al combate, Kennedy McKinney quiso intimidar a Marco Antonio Barrera, afirmando que el jovencito mexicano, no podía llegar a su país, Estados Unidos, a derrotarlo. Y, expresándose a gritos y de frente al monarca Barrera, quien le estrelló derechazo de martillo al rostro de McKinney, interviniendo los organizadores, para evitar disputa fuera del cuadrilátero y consecuencias que pudieran aplazar la contienda.
Allí, se agravó el reto y las linternas siguieron en llamas hasta el día e inicio del combate. Barrera que no entendía lo que expresaba el retador McKinney, por intérprete se percató de la osadía y alteraciones de ánimo del estadounidense, y decidió calmarlo con un tacazo en pleno rostro que lo puso a bailar el ritmo reguetón.
Kennedy McKinney llegó al entarimado de cuerdas, con bata roja con adornos amarillos al estilo de rayos, con pantaloncillo con la misma combinación de colores y registro de 28 victorias, 1 derrota, 1 empate con 17 nocaut.
Marco Antonio Barrera, campeón mundial de los pesos pluma júnior de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), hizo su entrada al cuadrilátero, con bata blanca con su nombre y adornos boxísticos en rojo y calzón con la misma combinación de colores, con palmarés impoluto de 39 triunfos con 27 nocaut.
El Forum de Los Ángeles, coliseo deportivo donde se han forjado y consagrado, internacionalmente, los grandes exponentes del pugilismo mexicano, estaba lleno a su máxima capacidad, porque los protagonistas de la reyerta principal, eran dos calificados boxeadores, en pleno apogeo profesional y además, la competencia de raza y nacionalidad, siempre, ha sido de éxito, para las grandes promociones del boxeo profesional.
El anunciador oficial del programa boxístico, fue Michael Buffer, quien introdujo a los protagonistas al público con sus respectivos registros y para tercer hombre del cuadrilátero, se nombró a Pat Russell y los jueces designados fueron: Robert Byrd, Wiso Fernández y Lou Filippo.
De inmediato, el árbitro los reunió en el centro del entarimado y les advirtió : sobre las reglas de peleas de campeonatos, que ya se las había leído, como de costumbre, en sus respectivos camerinos y dejó todo listo para el primer campanazo del combate.
El arranque del combate no se hizo esperar, los gritos de "pelea, pelea", apresuraron todos los protocolos y el primero en lanzar su golpe de izquierda fue Barrera, que no llegó a su destino y repitió ofensiva con la derecha, que se estrelló de lleno, mostrándose acometedor, lo que obligó al ex campeón Kennedy McKinney, a imponer distancia con el jab, por favorecerlo la naturaleza, en estatura y extensión brazos.
McKinney, se aprovechó de entradas rápidas, para ejercer la ofensiva, pero abanicó, los dos sólidos derechazos que lanzó. McKinney, insistía con el jab, obligando que el combate se desarrollara a distancia cómoda para él y en las postrimerías del asalto, Barrera estrelló tres derechazos seguidos para merecer el episodio.
En el rincón del retador Kennedy McKinney, su entrenador Kennedy Adams, le aconsejó: «Hazlo fallar y lanza el jab constantemente, te dará resultados en el desarrollo de la pelea».
El llamado para el segundo acto del combate, el campeón Barrera insistía con el jab, que contestaba McKinney, para obligar al campeón Marco Antonio Barrera, a penetrar a su guardia, golpeando impetuoso con ambas manos y Kennedy McKinney contestaba con su largo jab, para recibir denso impacto del campeón, acusando recibo, para conectar lluvia de golpes y en el descuido, el retador McKinney sembró estremecedor gancho de izquierda seguidos de constantes jab para surgir enlace.
En el combate a corta distancia, Barrera volvió a clavar impresionantes combinaciones a las zonas hepáticas, para sorprenderlo la campana. Capítulo que califiqué a favor de Barrera.
En la esquina de Barrera, se le recomendó, mantener los brazos en alto, conectar al cuerpo y al rostro con repeticiones de golpes.
En el tercer episodio, los seguidos jab de McKinney llegaban al rostro de Barrera, aprovechando su más extensión y estatura, que contestaba Marco Antonio, con duros izquierdazos y largos jab, para estallar a estas alturas del combate los gritos de: «Viva México, viva México».
Kennedy McKinney, seguía boxeando y aplicando los efectivos jab. Barrera, más determinado con respuestas compactas al cuerpo, para responder McKinney con rápida combinación de lances de jab y derechas, que devolvió el sostenedor con mensaje no grato, para terminar el asalto a favor de Marco Antonio Barrera.
En el cuarto episodio, el retador Kennedy McKinney, aplicó los lances de jab y derechas como se le aconsejó, para frenar a Marco Antonio Barrera, que en los descuidos de McKinney, penetraba a su guardia, con firme y explosivos golpes a las zonas media.
McKinney, insistía sin cesar con el jab, seguido de derecha, que devolvía el campeón con repique de tres derechazos seguidos y cruzado de izquierda. McKinney golpeó el saco que guarda los tacos, fajitas y burritos del defensor Barrera, para examinarlo por esa zona del cuerpo humano.
Como respuesta, se desató intenso contragolpe, que levantó de sus butacas a los concurrentes al combate, estrellando los dos, macizos ganchos con pronósticos reservados. Episodio que califiqué de empate.
En el cantón de McKinney, su entrenador Kenny Adams, le interrogó: ¿Cómo te sientes?…Mucho mejor, contestó el retador McKinney. Bueno, ahora, sigues con esa estrategia de combinar jab y derecha, que lo estás confundiendo afirmó Adams.
La salida de la esquina, para responder el quinto capítulo del combate, el retador continuó insistiendo con el persistente y mortificante jab, los que contestaba Barrera con densos golpes al cuerpo y McKinney persistía con el jab, estrellando explosivos golpes a la caja de los alimentos, para examinar el campeón Barrera, la oficina de las hamburguesas de su oponente.
Kennedy McKinney insistía con efectivo jab, para castigarlo Barrera por encima de su brazo, con repetidos derechazos. El retador, muy efectivo jabeando y combinándolos algunas veces, con el golpe de derecha que fue efectivo en el estilo de Barrera. Califiqué este capítulo a favor de Kennedy McKinney.
El repique de la campana, para el sexto acto del combate pactado a doce, McKinney seguía creyendo en la fórmula de aplicar su jab, seguido por larga derecha para mantener a Barrera a distancia, que en verdad, para mí concepto, no había funcionado.
Se decidió Kennedy McKinney a meter sus pistones a paridad, en la pelea a corta distancia, donde los dos, se golpearon compactos, con la pequeña ventaja del campeón Barrera, que lucía más ágil y preciso, en el enfrentamiento a quemarropa.
McKinney obligó una vez más a Barrera, a intenso contragolpe de igual a igual, aprovechando el retador, para estrellar buenas combinaciones de golpes a la cavidad del tórax de Marco Antonio Barrera, que con crece devolvió impresionante punición, para apreciarse algunos aficionados sobre las butacas, otros, quemándose los labios con los cigarrillos y los más doctos, con ojo de lince, a la competente rivalidad.
Capítulo que califiqué de empate.
El público, estaba de fiesta en el Forum de Los Ángeles, en combate al rojo vivo, donde ambos lanzaron 113 golpes bajo los estruendos de más de 15,000 fanáticos que apoyaban a su favorito.
Obedeciendo el llamado para el séptimo episodio, Kennedy McKinney, volvió a su tarea permanente de aplicar el jab, para responder el campeón Barrera con metrallas de golpes al rostro. En la concurrencia, Julio César Chávez, disfrutaba las destrezas de ambos púgiles en compañía de la madre de Barrera.
McKinney, descargó nítidas combinaciones que respondió Barrera, con consistentes rectos de derecha y estremecedores ganchos al cuerpo, mostrando los dos, agotamientos después de siete rígidos asaltos. Barrera insistente y más arrogante, estrelló durísimo recto al ojo derecho de McKinney, quien respondió con bravas combinaciones. Al finalizar el capítulo, McKinney se dirigió a su esquina con el ojo derecho muy inflamado y de color negro. Asalto favorable a Barrera.
En la cantonada de Barrera, le aconsejaron no quedarse estático en las cuerdas, porque su contrario, lo aprovechaba, con significantes descargas al cuerpo y al rostro.
Para el inicio del octavo acto el público ya no se sentaba, cada asistente al programa lo disfrutaba a su manera. Algunos con las manos en los bolsillos, otros animando a su favorito a gritos y muchos saltando sobre las butacas. Las hostilidades se iniciaron con contestaciones de jab, boxeando ambos magistralmente y el retador insistente con el jab, no dejaba de pensar que era la base del triunfo.
Barrera, eliminó la monotonía del inicio del capítulo, con vibrante derechazo que repitió en pleno mentón de McKinney para lanzarlo al tapiz para la cuenta reglamentaria de ocho segundos.
Al reiniciarse el combate, Marco Antonio Barrera se le fue encima con temporal de golpes para volverlo a derribar, para recibir la cuenta de ocho por segunda vez en este asalto.
Al volver a reanudarse por segunda vez las hostilidades de este capítulo, Marco Antonio Barrera, se encimó a su resistente rival para definir el combate con una tercera caída, según se había estipulado en los reglamentos para la celebración de la contienda de campeonato mundial. Sin embargo, la campana repicó auxiliando al intrépido oponente. Episodio a favor de Barrera, que se calificó 10-7 por las dos caídas sufridas de McKinney.
En el Forum de Los Ángeles, nadie estaba sentado, el público vivía sus emociones de pie y era la manera de poder disfrutar las continuas acciones de dos hombres jóvenes, entregados a perpetuar espectáculo y su pundonor de combatientes de primer orden en el pugilismo.
En el rincón del retador McKinney, se le refrescó con mucha agua y se le recordó : No pelear de Tú a Tú con el mexicano, e insistiera con el jab y derecha a distancia prudente.
El noveno episodio se inició, hablándole Barrera a McKinney, con la expectativa del público, que esperaba la conclusión del pleito pugilístico y decidido una vez más, se entregó el mexicano, a la edificación de su empresa, con huracán de golpes a su contrario, teniendo presente, que no estaba recuperado del todo de la golpiza del asalto pasado.
Kennedy McKinney se hizo presente en este asalto, explotando recio torpedo de derecha al rostro del monarca, que acusó recibo del grotesco mensaje y Barrera incontrolable detrás de su oponente, que bailaba el borrachito con las piernas de trapos, y una vez más, rodó el tapiz, por los efectos de sólidos latigazos de derecha para aplicarse el conteo de ocho segundos.
Al anudar el árbitro el combate, estuvo pendiente su intervención para detener la pendencia, volviendo en esos instantes Kennedy McKinney, con el insistente jab y coló, recia derecha al rostro del campeón Marco Antonio Barrera. Episodio de Barrera calificado 10-8 por la caída sufrida por McKinney
En el minuto de descanso, el doctor de la Comisión de Boxeo de Los Ángeles, subió al cuadrilátero a examinar al retador Kennedy McKinney, dando su aval para la continuación del pleito pugilístico, aunque se extendió a casi dos minutos el descanso entre asaltos, que no es normal en el pugilismo y lo contempla en sus reglamentos la Comisión de Boxeo de Los Ángeles, California.
Obedeciendo, el llamado para el décimo asalto del combate, pactado a doce, McKinney volvió aplicando su sus lances de jab y boxeando a distancia lejos de los latigazos del campeón Marco Antonio Barrera, que recibió explosivo impacto de derecha, lanzada por su contrario, que observando el efecto del golpe, esta vez fue McKinney, quien se le encimó al defensor Barrera, a buscar venganza, con temporal de efectivos golpes a la textura del mexicano, que lucía herido y cansado pero ofreciendo combate franco.
Inexplicablemente, el árbitro Pat Russell, detuvo momentáneamente el combate, para colocar el protector bucal de McKinney, precisamente, cuando este golpeaba con afán al campeón del mundo, denunciando no conocer bien los reglamentos del arbitraje. Capítulo dominado por el retador Kennedy McKinney.
En el cantón del campeón del mundo Marco Antonio Barrera, se le advirtió: «Tienes que volver a la pelea y no te establezca en las cuerdas, échale con ganas cabrón, que tenemos la pelea ganada».
El capítulo decimoprimero, se inició una vez más delirando los fanáticos, la batalla se discutía a la intensidad de vendaval de arena en el desierto, después de regresar con posibilidades, el retador al recio combate. El jab de McKinney, era punzante en el rostro de Barrera y estrellando su golpe derecho con potencia en ocasiones cambiaba el destino del pleito.
Se notaba el retador, más efectivo con su justiciero jab y Barrera reaccionó con potente derechazo que asimiló bien el retador McKinney, para disparar con arrogancia y esperanza final, escopetazo que hizo explosión en la mandíbula de Barrera, doblegándose el monarca, que solo afirmó el guante derecho en la lona, para de inmediato, decretar el tercer hombre del cuadrilátero, la caída oficial de ocho segundos. Significó la primera caída de Barrera en su trayecto profesional.
En el reinicio del asalto decimoprimero, Barrera fue a buscar valientemente a su contrario, queriendo cobrar la deuda pero resbaló, no fue caída, el árbitro limpió los guantes y ordenó acciones. De inmediato, estrelló McKinney nítidas e ineludibles combinaciones al rostro, para responder Barrera con golpes al cuerpo y ser sorprendido una vez más, por vibrante derechazo del retador para terminar el asalto. Episodio a favor de McKinney que se calificó 10-8, por la caída sufrida por Barrera.
En las esquinas de ambos, se le recordó que se iba a combatir el último asalto del combate, de la disputa campeonil y debían dar todo con rapidez y vigor, porque se decidía el triunfo, después de enormes esfuerzos.
El decimosegundo capítulo se inició, con el choque protocolar de los guantes, en peleas de campeonatos, exigido por el árbitro Pat Rossell. Esta vez, el que inició el ataque lanzando jab fue Marco Antonio Barrera, que penetró a la guardia del aspirante a la corona, para conectarle dolorosos ganchos en pleno mentón, obligando al retador McKinney a desplomarse y se le contó los ocho segundos reglamentarios.
El juicio calificativo de caída, por el árbitro, lo protestó el retador, que en verdad, visitó la lona porque el pie derecho de Barrera, estaba sobre el suyo y al recibir el golpe perdió el balance.
En la continuidad, Barrera se desbordó sobre su oponente con arrojo de candela, luciendo McKinney agotado y casi vencido, para recibir recto corto de derecha que lo sentó en el tapiz, para de inmediato decretar el árbitro el nocaut técnico, juzgando el pésimo estado físico del valiente aspirante, a la corona de los pesos pluma júnior de la Organización Mundial de Boxeo, a los 2:05 dos minutos y cinco segundo del decimosegundo episodio y último de la refriega.
Los mexicano residente en Los Ángeles y el sostenedor Marco Antonio Barrera, celebraron por lo alto triunfo de muchos méritos y fue una de los primeras pendencias que presentó HBO, por su reciente creación de aquellos años, nombrado : «Boxeo Tarde por la Noche», creado por su ex-vicepresidente y director de boxeo el licenciado Lou DiBella, quien cobró fama nacional en Estados Unidos por las selecciones de los programas presentados en aquellos años.
Posdata- Kennedy McKinney, fue dueño del cetro pluma júnior de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), y celebró seis exposiciones para perderlo contra Vuyani Bungu. Se le vio abordar el tinglado por última vez, contra Grez Torres el 4 de abril de 2003 en Uncasville, Connecticut.
Marco Antonio Barrera dejó su impronta para la historia del pugilismo. Ganó tres títulos mundiales en diferentes pesos y son : pluma j únior, lo gobernó en dos ocasiones distintas y también fue monarca de los pesos pluma y ligero júnior.
En su primera coronación en las 122 libras hizo nueve defensas del monarcado y en la segunda ocasión seis. El liderazgo de las 130 libras lo expuso cinco veces, para perderlo contra Juan Manuel Márquez el 17 de marzo de 2007.
Y en su más reciente y última salida contra el filipino Manny Pacquiao, volvió claudicar para resumir su trayecto de boxeador profesional. Dice Barrera, que por promesa a su hijo menor y a la vez cansado, abandona para siempre, su afán en el pugilismo, que se extendió a 18 años y donde se resaltan sus inquinas contra su compatriota Érik Morales, Júnior Jones, Naseem Hammed, Manny Pacquiao y Juan Manuel Márquez.
Para agregar, fue éste combate que les hago llegar en narrativa, el que le abrió las puertas a Marco Antonio Barrera en Estados Unidos, donde ofreció espectáculos imperecederos y varios repetidos, en desquites que pidieron los aficionados estadounidense, en alta voces, conociendo y convencidos de la entrega franca y calidad de titán del mexicano.
La trilogía celebrada entre Barrera y Morales es y será, una de la preferida del público amante de esta disciplina a lo extenso de su historia. Bien se dice, que los dos, se opacaron con torpedeo sin cesar, en tres piezas, que son reliquias y entretenimiento perenne del pugilismo a nivel universal.
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