Dentro del cuadrilátero, Juan Díaz es muy disciplinado. Y a los 21 años, con el título ligero de la AMB, es el campeón mundial más joven. Pero en la casa de su familia en Houston, el púgil de ascendencia mexicana sigue siendo un estudiante universitario que no puede regresar más tarde de las 10 de la noche los días de clases.
"Es un bebé grande", bromea su hermano menor José. "Mami todavía lo tiene que cuidar como a un niño". Díaz, de 1.68 metro de estatura y 61 kilogramos, parece un escolar crecido. Tiene el cabello corto, un bozo que apunta para futura barbita, y no luce tatuajes ni joyas.
Su cara pulida, sin marcas del recio deporte, y sus modales corteses no dan idea de la violencia que es capaz de desencadenar con sus puños, una característica que le ganó el mote de "Baby Bull" (Torito). Díaz estudia en la Universidad de Houston donde sigue ciencias políticas con la idea de seguir derecho.
Es el sueño de un promotor: amable hasta la exageración y considerado, además de peleador cuyo estilo frenético fascina a los espectadores. "No es el típico boxeador", comentó Carl Moretti, vicepresidente de Main Events, su promotor. "A la gente le gusta hablar de nuevos nombres y caras frescas en el boxeo. Bueno, aquí tenemos una: es un joven excepcional".
Díaz (26-0, 12 nocauts) hará el viernes la primera defensa de su título en el Reliant Center contra el canadiense Billy Irwin (42-5, 30 nocauts).
Díaz, primer campeón mundial de Houston desde que George Foreman reconquistó la corona de los pesados en 1994, ha tenido pocos problemas para aprender a equilibrar su condición de celebridad local y de estudiante con honores. "Estoy tan atareado que no tengo tiempo para pensar en lo que no estoy haciendo", comentó. "Y disfruto de lo que hago. Me resulta natural. Me gusta estar atareado".
Sus días varían poco. Se levanta a las 5.30 de la mañana y levanta pesas. Se entrena en el gimnasio temprano por la tarde, asiste a clases más adelante y estudia hasta la hora de dormir. Esa ha sido más o menos su rutina desde que se hizo profesional a los 16 años.
"Juan ha sido muy protegido: realmente sólo conoce el gimnasio, la universidad y el estudio", dijo su entrenador Willie Savannah. "Alguien comentó alguna vez que lo teníamos amarrado". Sonrío y agregó: "Por cierto es así". Díaz empezó a boxear a los 8 años, cuando su padre lo dejó en el Boxing Club de Savannah, en Houston, para que no se metiera en problemas.
"Es un bebé grande", bromea su hermano menor José. "Mami todavía lo tiene que cuidar como a un niño". Díaz, de 1.68 metro de estatura y 61 kilogramos, parece un escolar crecido. Tiene el cabello corto, un bozo que apunta para futura barbita, y no luce tatuajes ni joyas.
Su cara pulida, sin marcas del recio deporte, y sus modales corteses no dan idea de la violencia que es capaz de desencadenar con sus puños, una característica que le ganó el mote de "Baby Bull" (Torito). Díaz estudia en la Universidad de Houston donde sigue ciencias políticas con la idea de seguir derecho.
Es el sueño de un promotor: amable hasta la exageración y considerado, además de peleador cuyo estilo frenético fascina a los espectadores. "No es el típico boxeador", comentó Carl Moretti, vicepresidente de Main Events, su promotor. "A la gente le gusta hablar de nuevos nombres y caras frescas en el boxeo. Bueno, aquí tenemos una: es un joven excepcional".
Díaz (26-0, 12 nocauts) hará el viernes la primera defensa de su título en el Reliant Center contra el canadiense Billy Irwin (42-5, 30 nocauts).
Díaz, primer campeón mundial de Houston desde que George Foreman reconquistó la corona de los pesados en 1994, ha tenido pocos problemas para aprender a equilibrar su condición de celebridad local y de estudiante con honores. "Estoy tan atareado que no tengo tiempo para pensar en lo que no estoy haciendo", comentó. "Y disfruto de lo que hago. Me resulta natural. Me gusta estar atareado".
Sus días varían poco. Se levanta a las 5.30 de la mañana y levanta pesas. Se entrena en el gimnasio temprano por la tarde, asiste a clases más adelante y estudia hasta la hora de dormir. Esa ha sido más o menos su rutina desde que se hizo profesional a los 16 años.
"Juan ha sido muy protegido: realmente sólo conoce el gimnasio, la universidad y el estudio", dijo su entrenador Willie Savannah. "Alguien comentó alguna vez que lo teníamos amarrado". Sonrío y agregó: "Por cierto es así". Díaz empezó a boxear a los 8 años, cuando su padre lo dejó en el Boxing Club de Savannah, en Houston, para que no se metiera en problemas.
Luego se destacó como aficionado, y ganó 105 de sus 110 peleas cosechando títulos nacionales e internacionales.
Fue incorporado al equipo olímpico mexicano en el 2000, tiene ciudadanía dual porque sus padres nacieron en México, pero Estados Unidos y Puerto Rico protestaron porque a Díaz le faltaban tres meses para la edad mínima de 17 años. Como no pudo pelear en las olimpíadas de Sydney, se hizo profesional. Cuatro años y 24 triunfos más tarde, Díaz peleó por su primer título contra el mongol Lavka Sim, de 32 años. Ganó una decisión unánime el 17 de julio en el mismo Reliant Center.
Esa noche su madre le permitió acostarse tarde.
Fue incorporado al equipo olímpico mexicano en el 2000, tiene ciudadanía dual porque sus padres nacieron en México, pero Estados Unidos y Puerto Rico protestaron porque a Díaz le faltaban tres meses para la edad mínima de 17 años. Como no pudo pelear en las olimpíadas de Sydney, se hizo profesional. Cuatro años y 24 triunfos más tarde, Díaz peleó por su primer título contra el mongol Lavka Sim, de 32 años. Ganó una decisión unánime el 17 de julio en el mismo Reliant Center.
Esa noche su madre le permitió acostarse tarde.
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