Se ganó la lotería con solo nacer
Una mano grande lo abofeteó, hombre blanco americano
-- Pearl Jam, "W.M.A."
En lo que respecta a batallar ante los estereotipos y los tratos injustos, los hombres blancos americanos no pueden quejarse mucho. Nuestros grandes obstáculos incluyen que nos digan que no podemos saltar, no podemos bailar y no podemos pelear.
Para aquellos que pueden hacer una o más de estas tres cosas, bueno, escuchar semejantes comentarios es quizás un poquito insultante. Pero no se califica exactamente como opresión.
Taylor y Pavlik prometen otro gran combate
Sin embargo, para Kelly Pavlik, la noción de que los blancos no pueden pelear (especialmente los tipos blancos del Medio Oeste) es algo así como un insulto a sus antepasados. Puede ser que se haya "ganado la lotería" al nacer, pero le llevó a su promotor (Bob Arum) un poco más de tiempo cobrar el boleto ganador.
"Hace unos años, cuando les mencionamos el nombre de Kelly a los directivos de las cadenas, recibimos burlas o indiferencia a modo de respuesta", dijo Arum. "A Kelly Pavlik no lo ayudó ninguna cadena; llegó hasta donde llegó a fuerza de sus propios logros. Cuando demostró su corazón y sus habilidades ante [Edison] Miranda y [Jermain] Taylor, ser blanco dejó de lastimarlo; lo ayudó. Pero antes de eso, siendo boxeador blanco del Medio Oeste se le hizo más difícil conseguir exposición que, por ejemplo, a un joven prospecto hispano".
Las audiencias televisivas aún no han tenido la oportunidad de evaluar el salto en alto de Pavlik o de ver si puede bailar. Pero no les cabe duda de que sabe pelear. Y el modo en que lo hace le resta importancia al color de su piel.
Como quedó demostrado en sus dos triunfos por nocaut en el séptimo round ante Miranda y Taylor -- y en casi todas las peleas con las que compiló una marca de 32-0 (29 nocauts) -- hay dos cosas que convierten a Pavlik en un boxeador atractivo: tiene una potencia extraordinaria en sus golpes, y nunca participa en un combate aburrido.
Suma esos atributos a una marca perfecta y al título mundial legítimo en peso mediano, y tienes la fórmula para trascender la pigmentación de tu piel.
La pregunta para aquellos con intereses financieros en la revancha PPV de este sábado entre Pavlik y Taylor es si éste encuentro será la fórmula para trascender el relativamente bajo reconocimiento de los combatientes.
Ante la sorpresa de muchos expertos, Roy Jones y Félix Trinidad vendieron medio millón de PPVs el mes pasado, demostrando lo lejos que puedes llegar a fuerza de reconocimiento (y no mucho más). Pavlik y Taylor son una década más jóvenes y decididamente más relevantes, pero el estrellato de Taylor es dudoso, y el de Pavlik recién emergió en los últimos nueve meses.
Sin embargo, Pavlik y Taylor tienen una cosa que Jones y Trinidad no tuvieron: Una pelea anterior que establece un increíble potencial de emoción para este combate. Pavlik fue derribado y casi noqueado en el segundo round en septiembre, pero sobrevivió los mejores golpes de Taylor para recuperarse y, estando atrás en las tres tarjetas, detener al campeón.
Fue uno de los dos o tres mejores combates del 2007.
Y es perfectamente razonable esperar que la revancha será aún mejor.
El motivo: Seis libras.
La revancha, que se llevará a cabo en el MGM Grand de las Vegas se disputará en 166 libras. Lo malo de este peso es que la pelea no será titular; el orgullo y la reputación están en juego, pero no el cinturón de Pavlik en las 160 libras.
Sin embargo, lo bueno es que ambos competidores deberían poder luchar mejor y con más energía que en su primer encuentro.
Taylor fijó el límite de 166 libras en la cláusula de la revancha del contrato de su primer combate porque peso mediano ya le estaba quedando chico. Y a Pavlik, de 6'2 pies, tampoco le estaba resultando fácil bajar a 160.
"Ahora puedo entrenar más fuerte. Puedo comer y llenar mi cuerpo de combustible, tener la energía por las nubes y entrenar como un animal", dijo Pavlik la semana pasada, asegurando que ya estaba en 166 o 167 libras. "Tendré equilibrio, tendré vigor, lo tendré todo. No estaré débil".
Buddy McGirt, prestigioso entrenador quien fue titular en los pesos welter junior y welter a fines de los '80 y principios de los '90, dijo que si tanto Taylor como Pavlik habían tenido problemas para llegar al límite de peso mediano, los dos deberían tener más para ofrecer el sábado por la noche.
"Te sientes como una persona nueva en un peso más elevado, aunque sean dos o tres libras", dijo McGirt. "Cuando subí de 140, mi siguiente pelea fue en 143, 144, pero estaba peleando en el límite de 147. Con esas libras más me sentí como nuevo, y no me importó nada la división que dejé atrás. Tenía reservas a las que recurrir cuando las necesitaba".
Así que, ¿cree McGirt que Taylor, quien habría tenido mayor dificultad que Pavlik para llegar al peso, tendrá una mejor chance de ganar con unas libras más?
"Podría ser una ventaja, ¿pero qué estrategia usará? Si está más pesado y usa la misma estrategia, no haría diferencia aunque pesara 180", dijo McGirt.
La estrategia de Taylor para el primer combate tuvo demasiado de quedarse quieto frente a los fuertes golpes de Pavlik, y nunca se adaptó al modo en que el nativo de Youngstown, Ohio, le atrapaba el jab y contraatacaba. Cuando Taylor atacaba con un recto, Pavlik lo bloqueaba con su guante y disparaba un doble jab. Pavlik usó esta estrategia repetidas veces, hasta que Taylor comenzó a anticiparlo, y entonces la modificó lanzando un solo jab seguido de un rápido derechazo cruzado que Taylor nunca vio venir.
Fue una estrategia básica, pero muy efectiva. Estará en Taylor encontrar un nuevo modo de abordar el combate. Tal vez fintar antes de lanzar un jab sea la solución. Tal vez la respuesta sea agarrar a Pavlik distraído con fuertes derechazos.
Si Taylor encuentra el modo de revertir el resultado, habrá restaurado su reputación y atraerá importantes rivales en su nuevo peso -- tal vez Jones o el ganador de Bernard Hopkins-Joe Calzaghe.
Sin embargo, lo que no puede hacer es desviar los planes de Pavlik; gane o pierda, Pavlik seguirá siendo campeón en peso mediano. Por difícil que sea bajar a 160 libras, dice que quiere disputar al menos dos o tres peleas más en dicha división.
Ya se está discutiendo un combate ante el irlandés invicto John Duddy para el 7 de junio en el Madison Square Garden. Arum está pensando en poner al invicto Arthur Abraham -- residente alemán de origen armenio -- en la misma tarjeta para luego organizar un encuentro entre Pavlik y Abraham a fin de año.
"Y no te sorprendas si lo ves en cable gratuito en el futuro cercano", agregó Arum.
¿Cable? Nada mal para un boxeador por quien alguna vez Arum tuvo que luchar para que las cadenas lo tomaran en serio.
Pero todas estas especulaciones sobre las próximas dos o tres peleas de Pavlik son innecesarias en este momento. No tiene sentido ver más allá del combate del sábado, que tiene potencial para convertirse en la pelea del año.
La revancha de este sábado saciará el deseo de los aficionados del deporte de ver a dos grandes boxeadores haciendo lo que saben hacer, de modo que este combate será una rareza en el universo PPV: será un combate atractivo por los motivos adecuados.
-- Pearl Jam, "W.M.A."
En lo que respecta a batallar ante los estereotipos y los tratos injustos, los hombres blancos americanos no pueden quejarse mucho. Nuestros grandes obstáculos incluyen que nos digan que no podemos saltar, no podemos bailar y no podemos pelear.
Para aquellos que pueden hacer una o más de estas tres cosas, bueno, escuchar semejantes comentarios es quizás un poquito insultante. Pero no se califica exactamente como opresión.
Taylor y Pavlik prometen otro gran combate
Sin embargo, para Kelly Pavlik, la noción de que los blancos no pueden pelear (especialmente los tipos blancos del Medio Oeste) es algo así como un insulto a sus antepasados. Puede ser que se haya "ganado la lotería" al nacer, pero le llevó a su promotor (Bob Arum) un poco más de tiempo cobrar el boleto ganador.
"Hace unos años, cuando les mencionamos el nombre de Kelly a los directivos de las cadenas, recibimos burlas o indiferencia a modo de respuesta", dijo Arum. "A Kelly Pavlik no lo ayudó ninguna cadena; llegó hasta donde llegó a fuerza de sus propios logros. Cuando demostró su corazón y sus habilidades ante [Edison] Miranda y [Jermain] Taylor, ser blanco dejó de lastimarlo; lo ayudó. Pero antes de eso, siendo boxeador blanco del Medio Oeste se le hizo más difícil conseguir exposición que, por ejemplo, a un joven prospecto hispano".
Las audiencias televisivas aún no han tenido la oportunidad de evaluar el salto en alto de Pavlik o de ver si puede bailar. Pero no les cabe duda de que sabe pelear. Y el modo en que lo hace le resta importancia al color de su piel.
Como quedó demostrado en sus dos triunfos por nocaut en el séptimo round ante Miranda y Taylor -- y en casi todas las peleas con las que compiló una marca de 32-0 (29 nocauts) -- hay dos cosas que convierten a Pavlik en un boxeador atractivo: tiene una potencia extraordinaria en sus golpes, y nunca participa en un combate aburrido.
Suma esos atributos a una marca perfecta y al título mundial legítimo en peso mediano, y tienes la fórmula para trascender la pigmentación de tu piel.
La pregunta para aquellos con intereses financieros en la revancha PPV de este sábado entre Pavlik y Taylor es si éste encuentro será la fórmula para trascender el relativamente bajo reconocimiento de los combatientes.
Ante la sorpresa de muchos expertos, Roy Jones y Félix Trinidad vendieron medio millón de PPVs el mes pasado, demostrando lo lejos que puedes llegar a fuerza de reconocimiento (y no mucho más). Pavlik y Taylor son una década más jóvenes y decididamente más relevantes, pero el estrellato de Taylor es dudoso, y el de Pavlik recién emergió en los últimos nueve meses.
Sin embargo, Pavlik y Taylor tienen una cosa que Jones y Trinidad no tuvieron: Una pelea anterior que establece un increíble potencial de emoción para este combate. Pavlik fue derribado y casi noqueado en el segundo round en septiembre, pero sobrevivió los mejores golpes de Taylor para recuperarse y, estando atrás en las tres tarjetas, detener al campeón.
Fue uno de los dos o tres mejores combates del 2007.
Y es perfectamente razonable esperar que la revancha será aún mejor.
El motivo: Seis libras.
La revancha, que se llevará a cabo en el MGM Grand de las Vegas se disputará en 166 libras. Lo malo de este peso es que la pelea no será titular; el orgullo y la reputación están en juego, pero no el cinturón de Pavlik en las 160 libras.
Sin embargo, lo bueno es que ambos competidores deberían poder luchar mejor y con más energía que en su primer encuentro.
Taylor fijó el límite de 166 libras en la cláusula de la revancha del contrato de su primer combate porque peso mediano ya le estaba quedando chico. Y a Pavlik, de 6'2 pies, tampoco le estaba resultando fácil bajar a 160.
"Ahora puedo entrenar más fuerte. Puedo comer y llenar mi cuerpo de combustible, tener la energía por las nubes y entrenar como un animal", dijo Pavlik la semana pasada, asegurando que ya estaba en 166 o 167 libras. "Tendré equilibrio, tendré vigor, lo tendré todo. No estaré débil".
Buddy McGirt, prestigioso entrenador quien fue titular en los pesos welter junior y welter a fines de los '80 y principios de los '90, dijo que si tanto Taylor como Pavlik habían tenido problemas para llegar al límite de peso mediano, los dos deberían tener más para ofrecer el sábado por la noche.
"Te sientes como una persona nueva en un peso más elevado, aunque sean dos o tres libras", dijo McGirt. "Cuando subí de 140, mi siguiente pelea fue en 143, 144, pero estaba peleando en el límite de 147. Con esas libras más me sentí como nuevo, y no me importó nada la división que dejé atrás. Tenía reservas a las que recurrir cuando las necesitaba".
Así que, ¿cree McGirt que Taylor, quien habría tenido mayor dificultad que Pavlik para llegar al peso, tendrá una mejor chance de ganar con unas libras más?
"Podría ser una ventaja, ¿pero qué estrategia usará? Si está más pesado y usa la misma estrategia, no haría diferencia aunque pesara 180", dijo McGirt.
La estrategia de Taylor para el primer combate tuvo demasiado de quedarse quieto frente a los fuertes golpes de Pavlik, y nunca se adaptó al modo en que el nativo de Youngstown, Ohio, le atrapaba el jab y contraatacaba. Cuando Taylor atacaba con un recto, Pavlik lo bloqueaba con su guante y disparaba un doble jab. Pavlik usó esta estrategia repetidas veces, hasta que Taylor comenzó a anticiparlo, y entonces la modificó lanzando un solo jab seguido de un rápido derechazo cruzado que Taylor nunca vio venir.
Fue una estrategia básica, pero muy efectiva. Estará en Taylor encontrar un nuevo modo de abordar el combate. Tal vez fintar antes de lanzar un jab sea la solución. Tal vez la respuesta sea agarrar a Pavlik distraído con fuertes derechazos.
Si Taylor encuentra el modo de revertir el resultado, habrá restaurado su reputación y atraerá importantes rivales en su nuevo peso -- tal vez Jones o el ganador de Bernard Hopkins-Joe Calzaghe.
Sin embargo, lo que no puede hacer es desviar los planes de Pavlik; gane o pierda, Pavlik seguirá siendo campeón en peso mediano. Por difícil que sea bajar a 160 libras, dice que quiere disputar al menos dos o tres peleas más en dicha división.
Ya se está discutiendo un combate ante el irlandés invicto John Duddy para el 7 de junio en el Madison Square Garden. Arum está pensando en poner al invicto Arthur Abraham -- residente alemán de origen armenio -- en la misma tarjeta para luego organizar un encuentro entre Pavlik y Abraham a fin de año.
"Y no te sorprendas si lo ves en cable gratuito en el futuro cercano", agregó Arum.
¿Cable? Nada mal para un boxeador por quien alguna vez Arum tuvo que luchar para que las cadenas lo tomaran en serio.
Pero todas estas especulaciones sobre las próximas dos o tres peleas de Pavlik son innecesarias en este momento. No tiene sentido ver más allá del combate del sábado, que tiene potencial para convertirse en la pelea del año.
La revancha de este sábado saciará el deseo de los aficionados del deporte de ver a dos grandes boxeadores haciendo lo que saben hacer, de modo que este combate será una rareza en el universo PPV: será un combate atractivo por los motivos adecuados.
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