lunes, 24 de agosto de 2020

MARAVILLA MARTÍNEZ SEDUCE EN SU REGRESO

ÁLVARO CARRERA

AS.com

Sergio ‘Maravilla’ Martínez esbozó una sonrisa de oreja a oreja cuando pisó el césped del Malecón de Torrelavega. No eran las más de 40.000 personas que congregó en el estadio del Vélez Sarsfield en 2013, tampoco Nueva York o Las Vegas… pero el argentino estaba cumpliendo un sueño. Quería volver. Superó un calvario de lesiones en su rodilla, trabajó durante dos años para pisar el ring de nuevo y lo hizo con 45 años. Esas sensaciones volvieron a su cabeza cuando José Miguel Fandiño no pudo levantarse de la lona. Maravilla se arrodilló y se abrazó a su entrenador Tinín Rodríguez. El KO llegó en el séptimo asalto, pero pareció que pudo ser mucho antes. “Necesitaba ring, contacto con las cuerdas, con el árbitro… Son seis años. Por suerte no tuve ningún problema. Era mucho tiempo sin volver… demasiado hice”, apuntó el excampeón mundial todavía sobre el cuadrilátero. El argentino lució bien. Fandiño es un púgil bravo, que se quedó maniatado desde el principio con la técnica del excampeón. “Amagar es la clave del boxeo. Te permite descansar y no dejar pensar a tu rival para que él saque su trabajo”, aconseja a los boxeadores más jóvenes en el gimnasio. El mejor ejemplo es el que se da y en eso basó Maravilla su triunfo. Un maestro del engaño. Fandiño nunca supo cuando sacar su trabajo, dudaba mucho e iba recibiendo mucho castigo. La otra clave fue la variedad de golpes. Martínez pegó arriba y abajo de manera constante, con trayectorias imposibles. No había manera de frenarle. Aun así, Fandiño tuvo sus oportunidades y conectó manos muy potentes. El asturiano se caracteriza por un letal crochet de derecha. ¿Lo resistiría Maravilla? Lo hizo y sin pestañear. Era la gran duda que planeaba. El aguante está intacto igual que la capacidad de contragolpear, de pegar duro… y ahora con su nuevo entrenador le ha añadido mucha más variedad defensiva. Tranquilidad y cabeza le pedían siempre desde su esquina, no querían que arriesgase y no lo hizo. Boxeó tranquilo hasta el sexto asalto. Dañó a Fandiño y se fue con todo. El asturiano aguantó, pero era el principio del fin. En el séptimo round, el español impuso la corta distancia. Ahí Maravilla se mostró cómodo y en cuanto pudo le clavó una izquierda recta abajo que dobló a Fandiño. Es bravo el asturiano, pero ya era demasiado castigo en el hígado. Martínez festejó y después demostró que los campeones de verdad lo son también fuera del ring. “Gracias por aceptar y permitirme cumplir mi sueño. Necesitaba un rival y aceptaste”, le dijo el argentino a su oponente. Después, con el micrófono delante llegó la pregunta que todos queríamos despejar. ¿Ha sido algo puntual? “Esto es el comienzo de algo muy bonito. No pararé hasta ser campeón mundial de nuevo”, apuntó el argentino antes de romper a llorar. “Ahora regresé al ring. Necesito más combates para acabar de sentirme cómodo. Después iré a por Ryoto Murata (campeón mundial WBA Regular (interinato) del peso medio), lo tengo en mi agenda, pero está como tres o cuatro combates”, añadió. El plan ya está trazado en su cabeza. Nada parece frenar la ilusión del argentino. Fue una maravilla volverte a ver en el ring, Sergio.

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