ENRIQUE MELLADO
Marca.com
Hoy se cumplen 20 años de una fecha histórica para el boxeo
español. Un 29 de enero de 1999 Javier Castillajo vencía a Keith Mullings por
116-112, 115-114 y 114-114 en La Cubierta de Leganés, ante sus fieles, en una
noche de leyenda que coronaba al octavo campeón mundial español de boxeo,
huérfano durante 21 años y 12 meses, desde Cecilio Lastra. El estadounidense y
sus representantes aceptaron traer la pelea a Madrid después de la cancelación
de la velada en Las Vegas en la que estaba encuadrada, y que tenía como cabeza
de cartel a un De la Hoya que causó baja y anuló los planes de todos. "Los
campeones a veces se relajan, y Mullings tenía apalabrada una pelea con De la
Hoya después de la mía por la que iba a cobrar cinco millones, y se vino para
Madrid, probablemente casi sin saber dónde estaba España. Quizá pensaría que se
iba a dar una vuelta por aquí y de paso ganaba una pelea, y no fue así",
rememora Castillejo.
De aquella noche mágica en la que el púgil español se dejó
el alma, Javier destaca "el ambientazo que había en La Cubierta y los
nervios que yo tenía por la responsabilidad que era enfrentarte a un campeón
americano en casa. Aquello eran momentos de tensión porque yo quería que todo
saliera perfecto, España llevaba más de 20 años sin un campeón mundial".
Ambos contendientes contaban en aquel entonces 30 años y
Javier había recuperado seis meses antes el cinturón europeo ante Ahmet
Dottuev. Aún tuvo una pelea previa contra Cristinel Acatrinei, a quien tumbó en
dos asaltos. El caso es que el promotor Bob Arum aceptó el trato que le
ofrecían desde España y no sólo estuvo muy pendiente de esta pelea, sino que
hasta estuvo presente en el combate. "Tuve mucho apoyo de Vía Digital, que
apostó por mí y retransmitió la pelea", comenta el Lince.
Javier, recuerda lo que significó aquella noche:
"Mullings fue un rival muy difícil de ganar y aquella pelea fue uno de los
momentos más importantes de mi carrera. No sé si fue el momento decisivo,
porque hubo uno previo, la pelea contra Dottuev en Inglaterra, en la que gano
el campeonato de Europa noqueando en el último asalto, que fue fundamental
tanto por la manera en que se produjo como porque fue el combate que realmente
me sirvió de trampolín para luchar por el título mundial".
Durante su estancia en Madrid, Mullings exigió hospedarse en
el Hotel Ritz y una limusina para moverse por la capital. Sobre toda la pompa
que rodeó al púgil estadounidense, Javier explica: "Cuando eres el
campeón, pones las condiciones. Aquí no se le da a un campeón la importancia
que por ejemplo se le da en países como Estados Unidos, donde es la leche".
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