domingo, 27 de agosto de 2017

MAYWEATHER APLASTÓ A McGREGOR PARA FIRMAR EL 50-0

JESÚS MÍNGUEZ
AS.com

Con Floyd Mayweather no caben las sorpresas. Ya se encarga él de reventarlas. El combate del siglo, el cóctel comercial o el circo, como se quiera llamar según quien lo califique (de las tres cosas hubo), acabó en Las Vegas con Conor McGregor noqueado en el décimo asalto. Sin lugar a las dudas. El juez, Robert Byrd, tuvo que parar el combate: KOT. Se cerraba un pleito con la sensación de alivio. El espectáculo deportivo no fue una pantomima pese a las evidentes diferencias de nivel. El debutante, en una competición dispareja, se mostró digno. "¡Demonios, eres un un buen luchador!", le soltó Floyd en un abrazo final que cerró dos años de bombazos verbales.
El estadounidense no es un tipo querido, ni le gustaría serlo porque le va ejercer el papel de malo, pero su boxeo emerge por encima de eso. Y ante el supercampeón de la UFC, un personaje también excesivo y sin miedo, dejó que Conor McGregor se creciera en los tres primeros asaltos. Se los regaló. Un maquiavélico ejercicio de cálculo de un púgil con 40 años que venía de un retiro de 714 días. A partir del cuarto asalto comenzó a carburar el diablo de Grand Rapids hasta acabar exhibiéndose. Tampoco las habilidades de McGregor le exigieron grandes alardes. Pudo golpear frontal sin temor.
Antes, por el Strip, la calle que hace de corazón de Las Vegas, el pulso latía acelerado por los miles de irlandeses que acudieron a apoyar a su ídolo nacional. Las pulsaciones estaban disparadas, las apuestas, en las que era amplio favorito Mayweather, comenzaron a tomar más brío por el luchador después de su exceso de testoterona y de su tono amenazante y tribal en el pesaje. Los tres primeros rounds abrieron una puerta. Pero Mayweather pegó un portazo. Ni los abucheos ni el exfontanero de Crumlin iban a estropear su fiesta.
Pretty Boy comenzó a conectar a McGregor, que se defendió con la diestra por delante para mantener alejado a la leyenda, muy al estilo UFC. También se le fueron muchas manos a la nuca y, cuando se vio superado, se dedicó a agarrar a Money. El juez, Robert Byrd, debió restarle algún punto. Pero fue permisivo. El final estaba escrito.
Mayweather se fue inflamando, sacó a pasear su derecha, no le hizo falta su cintura prodigiosa ante el cansado luchador, que no le puso en aprietos. Como y cuando quiso, frenó a McGregor. En el noveno round pudo cerrar el pleito pero, frío, prefirió alargarlo. Una catarata de golpes acabó con el irlandés, que aguantó más de lo esperado. Floyd se va con 100 millones de dólares garantizados y un récord de 50-0 que supera el de imbatibilidad del mito Rocky Marciano. El luchador de MMA, con 30. Sumarán muchos más cuando se cierren las cuentas. La maltrecha reputación del boxeo sigue a flote. No perdió Floyd, pero tampoco ganó más gloria.

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