martes, 16 de abril de 2013

GUILLERMO RIGONDEAUX GANA POR APLASTAMIENTO A NONITO DONAIRE

 
JOSÉ MANUEL MORENO. "BOXEO VELEÑO".

El cubano de 32 años Guillermo Rigondeaux se convirtió el pasado sábado en Nueva York en el nuevo campeón unificado de la categoría del peso súpergallo, al sumar a la corona de la WBA que ostentaba también la de la WBO, que arrebató a su víctima, el filipino Nonito Donaire, invicto desde los comienzos de su carrera profesional, cuando perdió ante Rosendo Sánchez en 2001. La decisión unánime en favor del cubano residente en Florida, más que eso, fue aplastante, en un combate marcado por los primeros treinta segundos de pelea. Fue ese tiempo el que tardó el zurdo bicampeón olímpico en mostrarle a su favorito rival (medios y aficionados) que cada asalto sería una emboscada, de la que le sería imposible salir solo con su merecida fama de pegador. Si el noble arte de boxear se resume en pegar y en que no te peguen, Rigondeaux demostró de principio a final que es infinitamente mejor que Donaire.
 
Los movimientos del cubano, fiel a una escuela centenaria, su rapidez de pies y manos, su precisión, no encontraron el antídoto en una forma cansina, repetitiva e impotente de intentar inúltimente contrarrestar dichas armas. Algunos le llamarán, como le dicen habitualmente al "rey" Mayweather, que "Rigo" corre por el ring. Otro, como nada más y nada menos que su "majestad" Bob Arum que su boxeo es aburrido, pero el cubano demostró al mundo entero cómo se puede ganar de cabo a rabo una pelea, que a priori, y sálvese el que pueda, parecía de lo más igualada, incluso con cierto tufillo a favor del astro filipino. También fue una derrota, aunque él no subiera al cuadrilátero, para el reputado y premiado entrenador Robert García, incapaz de mostrar alguna estrategia diferente durante doce largos asaltos a un púgil con las cualidades de su pupilo. El único momento en que la pelea pudo cambiar de signo fue cuando a los pocos segundos de comenzar el décimo asalto, justo cuando los niños de España comienzan a ver la "tele", es decir, a las 6 en punto de la madrugada, decía, cuando Donaire, ahí sí, aprovechó un agarrón con su contrincante para meterle un gancho de izquierda que mandó a la lona al cubano. La incertidumbre duró apenas unos segundos. Los dos últimos asaltos fueron de nuevo de una sonrojante (para quien dijo hace semanas que Rigondeaux no era rival para él) superioridad del que fue campeonísimo en el a veces despreciado y minusvalorado boxeo amateur. Las teorías de que un peleador más forjado en el profesionalismo tendría ventaja sobre otro con apenas una docena de peleas en este campo, se fueron directamente por el sumidero de la ignorancia.
 
Rigondeaux ganó claramente, posiblemente todos los rounds menos en el que cayó, a pesar de lo cual hubo algún despistado como el juez John Steward, que solo concedió ¡un punto! de ventaja para Guillermo Rigondeaux. Incluso los otros dos jueces pecaron de incompetencia al conceder tres y cinco puntos a favor del vencedor. Fue, sencillamente, un paseo militar de alguien superior en inteligencia, velocidad y clase. Aunque aburra a Bob Arum, el boxeo estilista siempre será uno de los preponderantes en el boxeo, y si no, ahí están Mayweather, "Maravilla" y Rigondeaux para certificarlo.

1 comentario:

Magnito dijo...

Buena crónica. Es que yo creo que el debate de si aburre o no no tocaba, no es el momento, ese debate entra después de la resaca del combate. Menudo susto me llevé cuando se anunció la tarjeta del primer juez, menos mal que al final no hubo mayor controversia. Respecto a Nonito, creo que tiene que evolucionar como boxeador y mejorar mucho su repertorio o se quedará en peligroso pero demasiado previsible.