Bob Arum, uno de los promotores top de todos los tiempos, le explicó a Olé por qué Junior esquivó a Maravilla. Recordó a Monzón y Lectoure.
Bob Arum, uno de los dos promotores más importantes del boxeo de todos los tiempos (junto con su archienemigo Don King), es el máximo responsable de la promoción de la súper noche del sábado. Abogado recibido en Harvard, con contactos con la familia Kennedy, hace medio siglo que está al frente de grandes veladas con su empresa Top Rank. Julio César Chávez Junior es una de sus últimas creaciones. “Yo soy un buen empresario y lo fui llevando de a poco. No puedo enviarlo a una pelea sin sentido”, explica el neoyorquino de 81 años.
-¿Por qué Junior esquivó tanto tiempo esta pelea con Sergio Martínez?
-Yo soy un promotor a la vieja usanza. Hace un año Chávez no estaba listo para combatir ante Martínez. Nosotros no nos escapamos, precisábamos ponerlo en condiciones. La última prueba fue ante Andy Lee, un mediano competitivo y zurdo. Junior podía hacer bien las cosas contra peleadores diestros pero nunca había peleado ante un zurdo. Ahí mostró que estaba listo y que podía estar en el mismo ring con Martínez. Por eso firmamos la pelea la misma noche de su triunfo. Ahora sí tiene chances de ganarle a Martínez.
-¿Sabe que para la Argentina esta es la pelea más importante de los últimos diez años?
-Me alegra saberlo. Esta es la pelea que puede convertir al vencedor en una estrella de alcance nacional en los Estados Unidos. Martínez la necesita y Chávez la necesita. Y está muy bien que haya esa atmósfera en la Argentina. Me hace acordar de los buenos viejos tiempos con Tito Lectoure
-¿En serio?
-Sí. Pensar en esta pelea entre Martínez y Chávez Junior es pensar en un grande como Carlos Monzón. Yo organicé su combare ante otro ídolo de los mexicanos como era Mantequilla Nápoles. Y las dos peleas en Montecarlo ante Rodrigo Valdez. Las defensas de Hugo Corro en el Luna Park, las peleas de un inolvidable como Víctor Galíndez. Me alegra mucho que se vuelvan a hacer veladas en un gran estadio como ese, y que se mantenga vivo el legado de Tito.
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