lunes, 26 de diciembre de 2011
"EL BOXEO DEBE MANEJARSE CON MÁS SERIEDAD"
Leonardo Castillo
Tras forjar su carrera en Europa y Estados Unidos, Sergio “Maravilla” Martínez buscará en el 2012 su consagración definitiva en el mundo del boxeo profesional. El mediano, nacido en Avellaneda hace 36 años, sueña con tener el año próximo una chance con Floyd Mayweather, el mejor boxeador libra por libra del mundo, pero antes espera que el Consejo Mundial le otorgue en marzo la posibilidad de un combate por el título frente al mexicano Julio César Chávez Junior. “Espero que el Consejo Mundial cumpla su promesa y la pelea se haga en marzo”, señaló en una charla con Líbero. El púgil argentino tampoco ahorró críticas para el promotor Bob Arum, titular de la empresa Top Rank. “Es hora de que ese señor deje de esconder boxeadores. Este deporte debe manejarse con un poco más de seriedad”, apuntó.
–¿Siente que el año que viene puede marcar su consagración en el boxeo mundial?
–Siento que sí, que puedo alcanzar el punto más alto de mi carrera. Trabajo con ese propósito. Mi anhelo es recuperar el título de los medianos y luego tener una chance con Floyd Mayweather, que para mí es el mejor boxeador libra por libra que existe en la actualidad.
–Pero antes debe combatir con Julio César Chávez Junior. ¿Esa pelea se hará finalmente?
–En la Convención del Consejo Mundial de Boxeo que se hizo en Las Vegas prometieron que sí. Espero que se cumpla lo anunciado y tenga esa chance. Si Chávez es campeón debe asumir su condición y darme la oportunidad. ¿Qué más tengo que hacer? La verdad que no lo sé.
–¿La influencia de Bob Arum es la que traba la realización de esa pelea?
–Es así. Creo que ese señor tiene que dejar de esconder boxeadores y si tienen que crecer que lo hagan en el ring, enfrentándose con rivales de categoría. Es lo más justo. Pero la verdad es que estoy un poco cansado de los manejos que hace Top Rank en el boxeo. El fallo de la pelea entre Manny Pacquiao y Juan Manuel Márquez fue muy cuestionado. Me parece que ese tipo de cuestiones son las que le hacen mucho mal a este deporte, porque se pierde la credibilidad, la gente se cansa y comienza a darnos la espalda a todos los que estamos en esta actividad.
–¿Teme entonces que la influencia de Top Rank pueda perjudicarlo en alguna pelea que no se resuelva antes de los 12 rounds?
–No lo sé. Lo único que puedo hacer al respecto es entrenarme, subir al ring y estar al ciento por ciento de mis posibilidades e incluso un poco más también. Es la única forma de no dejar dudas. A ver, siempre jugué de visitante, sobre todo en Estados Unidos, y estoy acostumbrado a tener que dar lo máximo, pues en este país, al boxeador extranjero todo le resulta más difícil, más complicado, más duro. Además de los rivales, uno debe pelear también contra otras cosas. Pero bueno, no me quejo. Hasta ahora, mal no fue.
–Edificó su carrera en el exterior, ¿se arrepiente ahora de no haberlo hecho desde Argentina?
–Es que cuando tomé la decisión de irme, en 2000, las cosas en Argentina estaban muy mal. Prácticamente no tenía posibilidades de crecer, de conseguir pelear para que me permitieran alcanzar un campeonato del mundo, como era mi sueño. Por ese entonces, tomé la decisión correcta y decidí viajar a España, donde empecé a proyectarme. Me hubiera gustado vivir en Argentina y desde ahí proyectarme, pero no se pudo. Igualmente, no le reprocho nada al país.
–Pero esos primeros años en España también fueron muy duros...
–Sí, estuve varios meses sin papeles hasta que empecé a pelear. Vivía en la calle y tenía que ir a comer a Cáritas, en Madrid. Fue una época difícil. Con el tiempo, las cosas se acomodaron; conseguí un trabajo como seguridad en un boliche y así pude seguir entrenándome. Pero pasé muchos sacrificios para llegar hasta acá y disfrutar de este presente en Estados Unidos. Nadie me regaló nada.
–¿Siente que ahora tiene el reconocimiento del público argentino?
–Cuando estuve el mes pasado en el país para visitar a mi familia lo sentí así. Me recibieron muy bien y creo que me gané la consideración de la gente. Además, noté que el país está mucho mejor de cuando me tuve que ir, y eso me pone muy contento.
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