lunes, 19 de diciembre de 2011

ANDRE WARD: SI ENCIMA PEGARA...


JOSÉ MANUEL MORENO. "BOXEO VELEÑO"

El 17 de octubre de 2009 comenzaba con todas las bendiciones populares y mediáticas una nueva fórmula competitiva en el boxeo: el Torneo Super Six, evento que reunía a los seis mejores pesos supermedios del mundo (faltaba Lucien Bute) y que se desarrollaría entre ese año y el siguiente 2010. La fuerza y el amparo de la cadena televisión Showtime auguraban el éxito. Además, el primer combate entre Jermain Taylor y Arthur Abraham fue extraordinario. Lo resolvió a su favor el armenio-alemán a falta de seis segundos para el final de la pelea. Posteriormente, la baja del propio Taylor, la de Kessler, quien partía con la vitola de favorito, la entrada discutible de Allan Green y los continuos aplazamientos justificados o no, le quitaron seguimiento por parte de los aficionados. Hasta llegar, 20 meses después, llegó la hora de la final. Frente a frente, el campeón olímpico en Atenas 2004, el invicto estadounidense Andre Ward (27 años) y la gran sorpresa del torneo, el británico Carl Froch. El escenario, el Boardwalk Hall de Atlantic City. Unas 5.600 personas asistieron a la final, con los cinturones de WBC y WBA en juego. Demasiados pocos seguidores para una lucha histórica entre el boxeo de las Islas Británicas y el de los Estados Unidos. Y el combate no decepcionó. Mejor dicho, Ward no defraudó al favoritismo que casi todos le otorgábamos. Un púgil perfecto defensivamente, técnico, sobrio en el ring... pero sin pegada. Si no, claro, sería "Sugar" Robinson o Julio César Chávez. Pero es bueno, muy bueno. Los dos primeros asaltos fueron de tanteo, como mandan los cánones y con ambos contendientes boxeando en la larga distancia, en la que la mayor envergadura del brítánica le causaba problemas al californiano. A partir del tercer round, llevó el combate a unos terrenos más beneficiosos para sus intereses. Y comenzó la exhibición. Para entendidos. Sin alharacas. Gestionando la pelea a su antojo. Con una velocidad muy superior a su rival. Esquivo y golpeo, y a la recíproca. El "Abc" del boxeo. Y Froch impotente. Pero esperando esa que se dice en llamar "Zona Cesarini" en fútbol y que podríamos denominar "Zona Froch" en el boxeo. Esos últimos asaltos en los que el veterano de Nottingham (34 años) se desmelena y con un estilo poco ortodoxo saca lo mejor de sí mismo. Así cayó Taylor, costándole su brillante carrera, y en esos últimos compases de pelea ha decidido resultados ajustados. Y Ward por poco cae en la trampa. Estuvo muy conservador desde el noveno al último round. Pero su ventaja en las cartulinas y la imposibilidad de tumbarlo por parte de Froch hizo que llegáramos con la certeza, Carl Froch incluido, que el torneo y el reinado del peso supermedio se quedaría en Estados Unidos. Dos jueces, el canadiense Craig Metcalfe y el estadounidense John Stewart vieron un demasiado apretado 115-113 siendo curiosamente el británico John Keane quien dio un más ajustado a lo visto 118-110. Andre Ward es un justo vencedor de esta bonita e innovadora empresa que ha sido el Super Six para el enquistado y obxoleto mundo del boxeo. Ganó con holgura y merecimientos a todos sus rivales: Kessler, Greene, Abraham y el pasado sábado, Carl Froch. ¿Quién parará a Ward, aún careciendo de una pegada mortífera? Bute le pudiera poner en problemas aunque no parezca suficiente para alguien que no pierde desde amateur. Ahí es nada: campeón olímpico, doble campeón mundial unificado y desde el sábado campeón del primer "Super Six World Boxing Classic". ¿Habrá segunda edición? La apoyaremos, pero aprendiendo de los errores, suprimiendo a los lesionados de la competición, como en otros deportes y con menos combates para llegar a la final. Pero mereció la pena.

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