GREG BEACHAM The Associated Press
Cuando Manny Pacquiao logra finalmente pasar entre una multitud de cazadores de autógrafos para subir una escalinata estrecha que lleva al gimnasio Wild Card, se topa con decenas de seguidores más, lo mismo que reporteros y hasta estrellas de televisión. Todos quieren un minuto de su tiempo, antes de que entrene.
Hollywood está lleno de distracciones para el boxeador considerado el mejor del mundo libra por libra, y eso que ni siquiera ha asumido aún como legislador en su natal Filipinas.
El entrenador Freddie Roach dice que Pacquiao ha tenido las peores sesiones de entrenamiento de su carrera, de cara a su combate del 13 de noviembre contra el mexicano Antonio Margarito, en Texas.
En los cinco meses transcurridos desde que ganó un escaño del Congreso filipino, el boxeo ha ocupado un lugar menos prioritario en la agenda de Pacquiao. Roach destaca incluso algunas evidencias físicas de que la carrera pugilística ha sido afectada por las actividades políticas.
"Tiene un problema en un pie, y ello se debe a que usa zapatos elegantes durante más tiempo", dijo Roach, en referencia a un dolor de talón que impide a Pacquiao correr bien.
Aunque Roach considera que no habrá problema a fin de armar un plan acelerado de preparación para vencer a Margarito -más alto que Pacquiao-, está preocupado por la capacidad del filipino para ejecutar ese programa. El boxeador que había trabajado prácticamente sin problema alguno con uno de los entrenadores más respetados del mundo para conquistar 12 triunfos simplemente parece no tener más la misma concentración.
"A las 2.00 de la madrugada camino por Baguio, tirándome del cabello y preguntándome: '¿Qué tengo que hacer?'", relató Roach, en referencia a la ciudad filipina donde entrenaron antes de viajar a Los Angeles el fin de semana pasado.
"Sé que su mente no está en la pelea sino en otro lugar, y ello se debe a la política. Si no hay más desafíos después de esta pelea esto podría terminar. Si Floyd (Mayweather Jr.) no acude a la mesa de negociaciones no sé qué pueda representar un reto para Manny. El ama su otra actividad, y podría dejar de hacer ésta".
Roach espera que la llegada a Los Angeles ayude, aunque el concurrido acto del miércoles durante un entrenamiento abierto a la prensa sugiera lo contrario.
Después de que Pacquiao recibió unos documentos dentro de un sobre, cuando avanzaba al gimnasio, le vendaron rápidamente las manos. Acto seguido, caminó lentamente alrededor del cuadrilátero en el gimnasio. En medio del calor sofocante, Pacquiao respondió paciente a las preguntas de decenas de reporteros.
Luego de saludar al actor Jeremy Piven, Pacquiao pareció listo para entrenar.
"He enfrentado antes presión y condiciones difíciles", dijo Pacquiao. "El entrenamiento va bien, pero el problema está fuera del entrenamiento. Hay mucho que hacer... Estoy pensando en eso (el retiro), pero todavía puedo pelear. Creo que haré unas cuantas peleas más".
El tumulto en Los Angeles es un mar apacible en comparación con lo que Pacquiao vive en Filipinas. Ahí, el boxeador de 31 años es durante varias horas del día el Honorable Emmanuel D. Pacquiao, recién electo legislador por la provincia de Sarangani. Aunque se excusó formalmente de las tareas legislativas durante sus entrenamientos, sigue recibiendo regularmente llamadas telefónicas de sus colaboradores, a veces a la mitad de un entrenamiento.
Y por primera vez desde que Roach lo dirige, Pacquiao obtuvo un día de descanso en el entrenamiento, para viajar a Manila, a fin de reunirse con el presidente Benigno Aquino III. Sin embargo, Pacquiao dice que entrenó en el país asiático.
"Aunque éste sea el peor entrenamiento que hemos tenido jamás, él nunca se ausentó un día en los entrenamientos anteriores", dijo Roach.
Pacquiao ha sugerido que compensará a Roach, al proponer una iniciativa a fin de otorgarle la ciudadanía filipina al entrenador, quien dice que nunca ha votado en unos comicios en Estados Unidos.
"Aún así, yo votaría por Manny si fuera ciudadano", dijo Roach, entre risas.
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