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El quilmeño, que está radicado en España desde 2002, pelearía en abril por el cetro mundial mediano. Acompaña la consistencia de sus juicios por una voz serena. Un acento madrileño bien arraigado es el que fluye de Sergio Maravilla Martínez, campeón mundial superwelter CMB.
El quilmeño, de vacaciones en el país, dialogó con Clarín. "Soy un boxeador esquivado. La imagen que dejé tras la última pelea ante Paul Williams es que pego muy duro -asevera-. No digo que me tienen miedo pero siempre me costó conseguir retadores. Soy considerado un pegador. Y eso, claro, me sube mucho más el ego".
¿Te quedó la sensación de que ganaste ese combate?
Fue bastante parejo. Igual, me siento ganador. Me quedo con lo que me dijo Williams cuando terminó el combate: "Perdón, pero no me siento ganador, estas son las reglas del negocio".
¿Vas a seguir en superwelter?
No lo sé. Desde el Consejo Mundial de Boxeo quieren mantener a Julio César Chávez Jr. entre los mejores. Pero en realidad él no está a la altura, no tiene la categoría para ser número uno. Por eso, sé que con él no voy a combatir nunca. Lo más probable es que yo deje vacante el título para pelear en los medianos.
¿La estrategia del CMB, entonces, es que dejes el cetro?
Y... probablemente el Consejo me ofrezca buenas peleas, como la del 17 abril que ya casi está cerrada con el campeón mediano Kelly Pavlick (en Atlantic City o Las Vegas) Igual, para fin de año también existe una posibilidad de hacer la revancha ante Williams.
Martínez, quien desde el 2002 vive en Alovera, un pueblo a 40 kilómetros de Madrid, edificó una carrera casi desde el exilio. "Acá es muy difícil ser profesional -dice, con sinceridad--. La economía empeora a pasos agigantados, las dificultades son enormes. En España, en cambio, hay buenos gimnasios y entrenamientos. Hasta en eso estamos muy atrasados".
Una ventaja inadmisible...
Y claro, el boxeo argentino está estancado. Seguimos con la misma escuela de 1920, y hablando de Justo Suárez y de Pascualito Pérez. Mientras que en Estados Unidos, Oscar de la Hoya ya es historia. Hay que mirar más para adelante, y ya no más el pasado.
Así y todo, siguen gestándose campeones.
Es que hay una buena materia prima. Igual, hacemos agua por todos lados: alimentación, preparación, infraestructura...
¿Cuánto estamos atrasados?
Seguimos con el boxeo del 60 y 70. El boxeo argentino está muy seco, flojo en ideas. Los entrenadores les dicen a sus pupilos que lancen mil golpes. Eso es no querer trabajar. Eso no es boxeo. Porque acá no gana el que más pega, sino el que menos recibe.
Maravilla es dueño de una historia atestada de sacrificios. Ya en el final de la charla confiesa que en Argentina jamás hubiese hecho carrera. "Si era campeón mundial acá no hubiera cambiado nada. Ahora estaría trabajando en los techos con mis hermanos y mi viejo. Es fija, ésa hubiese sido mi vida".
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