miércoles, 27 de mayo de 2009

Ante más de un rival


por Bernardo Pilatti

El campeón mundial welter de la Organización Mundial de Boxeo, el puertorriqueño Miguel Cotto, nunca habrá enfrentado tantos desafíos como los que le plantea su próximo combate del 13 de junio ante el ghanés Joshua Clottey de 32 años, campeón welter de la Federación Internacional de Boxeo.
Nadie duda de su favoritismo. Nadie duda que física y técnicamente el boricua sea superior al monarca de la FIB. Sin embargo los problemas alrededor de su vida han conseguido emparejar cualquier pronóstico.
Y lo ocurrido a Cotto no es poca cosa. A comienzos de abril, despidió a su tío y entrenador Evangelista Cotto, días después de que ambos se agarraron a golpes en un entrenamiento en Puerto Rico. Todo empezó cuando el boxeador le informó sus planes de entrenar en Tampa Bay, Florida, para la defensa de su título, algo que no agradó a su entrenador, según han dicho testigos.
Luego su tío acudió al apartamento de Cotto donde dañó parte de los muebles y también lanzó un bloque de cemento al automóvil Jaguar 2009 de su sobrino. Ambos debieron acudir posteriormente a la Fiscalía del municipio de Caguas y aunque han dicho que ninguno tiene interés de seguir con el caso, las autoridades dijeron que investigarían el incidente.
Pocos días después, Cotto en conferencia de prensa anunció a Joe Santiago como su nuevo entrenador. Santiago posee un bachillerato en educación física con una maestría en entrenamiento deportivo. Precisamente fue su preparador físico hasta su ascenso a las 147 libras. Desde 1992 se encuentra ligado a la familia Cotto y admite que lo que sabe del oficio, lo aprendió con Evangelista Cotto precisamente, a quien llama "uno de mis grandes maestros"
Cotto, por su parte, aseguró que se siente "cómodo" trabajando con Santiago, a quien identificó también como su "nutricionista".
Esta situación anormal en la vida de Cotto, ocurrió a casi meses de su combate del 13 de junio en el Madison Square Garden --un día previo al popular desfile nacional puertorriqueño de Nueva York.
Hay una versión no confirmada de que Bob Arum le ofreció o exigió la presencia de un entrenador de experiencia para supervisar su preparación. Cotto no habría aceptado. Si tenemos en cuenta todo lo que hay en juego, ya que de ganar Cotto se agenciaría un nuevo cinturón y quedaría de cara a un millonario combate con Manny Pacquiao, la versión suena creíble.
Cotto puede ganar o puede perder, pero es necesario aceptar que estos dos meses de entrenamiento no se cumplen dentro de la normalidad deseada. Muchos boxeadores han sido derrotados antes de perder, por sus propios problemas personales.
Las diferencias de Cotto con su tío-entrenador se venían arrastrando desde hacía bastante tiempo. Era fácil constatarlo en cada una de las peleas de Cotto. La desición del pugilista para realizar su campamento previo en Tampa solamente habría sido la gota que desbordó el vaso.
A un veterano entrenador le pregunté qué haría él si su pupilo decide en forma unilateral realizar el entrenamiento en otro lugar que no sea el ya decidido. Me respondió que renunciaba. "El entrenador tiene una función en el equipo, así como la tiene el manejador o promotor. Que sea el mismo púgil el que decida el rumbo de la preparación, no es cosa buena", me dijo.
Pero la situación parece confundir aún más cuando, como en este caso, Cotto elige a un entrenador sin experiencia y que además, aprendió lo que sabe con quien el propio peleador nunca terminó de ponerse de acuerdo --Evangelista Cotto.
Santiago al parecer es buen preparador físico, buen nutricionista. Mi pregunta es si también está capacitado para dirigir una esquina en una pelea de campeonato, bajo la presión de todo un Madison Square Garden que esperará el triunfo de su pupilo.
Pero hay otros factores. La fiscalía de Caguas prometió investigar la reyerta ocurrida en el gimnasio entre tío y sobrino, así como la agresión de Evangelista a una propiedad y un vehículo de Miguel. Si ese caso está en proceso, me resulta difícil creer que el campeón OMB pueda entrenar sin tenerlo presente en sus pensamientos. ¿Conseguirá concentrarse en forma adecuada?
Y queda otro elemento de disturbio en la marcha de la preparación. La derrota sufrida ante Antonio Margarito. ¿Habrá conseguido Cotto superar aquella humillante noche?
Muchos recordarán la denuncia del vendaje ilegal de Margarito ante Shane Mosley. Pero no hay pruebas de que hubiera usado sustancias extrañas en su vendaje ante Cotto. El propio peleador puertorriqueño ha reconocido la derrota y descartó algo ilegal en la victoria del mexicano. De hecho Margarito se está preparando para reaparecer pronto en Estados Unidos.
Después de aquella pelea, el boricua solo ha enfrentado al británico Michael Jennings, un rival de mínima exigencia en los cinco asaltos que duró el combate.
¿Habrá superado Cotto la imagen de su familia sufriendo en la platea mientras él era golpeado salvajemente sobre el ring?
El combate ante Clottey servirá para develar esa incógnita. O renace como el Ave Fénix o sucumbe bajo el peso de sus propios problemas. Es indudable que el ghanés será tan árbitro como el referí y las tarjetas. Ante ese panorama, no me animo a vaticinar un resultado. Apenas expreso un deseo: ojalá que gane Cotto.

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