miércoles, 8 de abril de 2009
Emilio Sánchez Cubino: "El boxeo es el deporte con menos lesiones"
Médico de la Federación Española de Boxeo y miembro del Comité Nacional Antidopaje, se implica personalmente en el cuidado del deportista desde que se sobrepuso al cáncer.
¿Cuántos años lleva como médico del deporte?
-Empecé en 1992 y desde entonces he tocado muchas disciplinas: atletismo, hockey, piragüismo, fútbol... Y ahora boxeo, un deporte al que llegué hace seis años después de superar un cáncer de base de lengua.
¿Le cambió la vida esta enfermedad?
-Sí, desde que la superé mi sensibilidad es mucho mayor en todo lo que hago. En el trabajo, por ejemplo, me involucro hasta el punto de implicarme personalmente en el cuidado de los deportistas. Todo lo que hago para mejorar su estado de forma me parece poco.
¿Qué significa para usted el boxeo?
-Es nobleza, disciplina, sacrificio y compañerismo. Gana el más fuerte, el que es capaz de dar más de sí a partir del cien por cien. Es el deporte más completo que existe y el que menor porcentaje de lesiones tiene, por muy raro que parezca. Es cierto que se trata de una práctica contundente, pero la seguridad es lo primero. En cuanto se produce un corte en la cara del boxeador o una hemorragia que no somos capaces de controlar, se suspende el combate.
¿Cómo fue su primer contacto con este deporte?
-Fui instructor de paracaidismo en las Fuerzas Especiales del Ejército. Teníamos un gimnasio en el que se organizaban peleas dejando los galones fuera del ring... Así se saldaban las cuentas pendientes, sin rencores, aunque yo nunca peleé. Nunca hubiera sido boxeador.
¿En qué consiste su labor como médico de la federación?
-En cuidar a los boxeadores física y psicológicamente. Lo más importante es la coordinación con el entrenador y el fisioterapeuta. El primero, Manuel Berdonce, es el que establece los objetivos que debemos alcanzar y el segundo, José Ángel Calvarro, es quien me ayuda a conseguirlos: somos como un matrimonio profesional y aprendemos constantemente el uno del otro.
¿Cuál es la clave de la asistencia en este deporte?
-Lo primero es conocer al detalle la normativa para saber cuándo se puede intervenir, y lo segundo, la inmediatez. En una ocasión, en Sevilla, salté al cuadrilátero para asistir a un boxeador que acababa de ser noqueado, casi al tiempo que le veía caer, pero me enredé con las cuerdas del cuadrilátero y tuve que llegar a gatas hasta el lugar donde estaba tendido. Se han reído mucho de aquella caida, pero la instantaneidad asistencial es vital.
¿Qué debe hacerse si se produce una situación de gravedad en el ring?
-Ambulancia y al hospital, sin dudarlo un instante. Es fundamental, tanto como la coordinación con los servicios de Fisiología y Cardiología y la prevención con el vendaje de las manos -porque no están hechas para pegar-, la hidratación constante y la alimentación equilibrada.
La situación médica más insólita que ha visto sobre un cuadrilátero...
-Cuando Mike Tyson mordió la oreja de Evander Holyfield en 1997 en su duelo por el campeonato mundial de los pesos pesados. No lo vi en directo, pero es lo más inusual que he visto en boxeo.
Para terminar, ¿cree que algún día se acabará el dopaje?
-Creo que es una práctica histórica que siempre existirá, especialmente entre los aficionados. También en la élite, pero a este nivel la práctica de deporte deja de ser sana... El control actualmente es muy bueno, pero la evolución de las sustancias es constante y los análisis no avanzan al mismo ritmo. Es algo que desvirtúa el deporte y que pone en peligro la salud del deportista.
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