viernes, 20 de febrero de 2009
ENTREVISTA HISTÓRICA EN EL DIARIO AS A "SUGAR" RAY ROBINSON, DE MIGUEL VIDAL
En Nueva York me hubiera sido muy difícil dar con el paradero de Ray "Sugar" Robinson, porque el medio condiciona y el mal humor es la cara válida en la ciudad de los rascacielos. Pero en Los Ángeles, y en general en toda California, la cosa cambia. Allí el cielo es casi siempre azul, apenas hay contaminación, buen clima y, por ende, gente amable. Tenía una dirección equivocada del mejor boxeador de todos los tiempos, y esto en Nueva York, porque ya me ocurrió con Jersey Joe Walcott, habría sido definitivo, pero no en Los Ángeles. Cuando llegué al número 3320 de la West Adams Boulevard me encontré que la vieja casa colonial y solitaria se había convertido en una iglesia metodista. ¿Qué hacer? Pues... preguntar a un negro que había allí:
--¿Sabe usted donde vive "Sugar" Ray... ?
Y el negro, entrado en años, camisa amarilla y pajarita negra, pronunció unas simples palabras, que fueron como un talismán:
--Sígame...
Cogió su rutilante Cadillac blanco y fue abriéndome camino hasta el Washington Boulevard, parándose ante el número 1905, donde un cartel reza: "Sugar Ray Youth Foundation". Luego desanduvo lo andado, no sin antes gritarme un expresivo "Good luck", que en este caso era algo más que un escueto "¡Buena suerte!". Era también su deseo sincero de que todo me fuera bien.
¿Cómo será Ray "Sugar" Robinson?, me preguntaba. Pronto saldría de dudas y ahora puedo decirlo con conocimiento de causa: es una de las mejores personas con que me he tropezado en este mundillo rutilante, y en ocasiones falso, de grandes ídolos. A la altura comprensiva y humana de un Pancho Puskas, un Pelé o un Joe Louis, pero, además, con un trabajo enaltecedor: invertir su dinero y trabajar día y noche para alegrar la vida de los niños huérfanos que acoge en su fundación benéfica. Regaló su viejo caserón a los metodistas para que lo convirtieran en templo, y sus dólares, ganados con golpes y esfuerzo en los rings, tienen el significado de la ejemplaridad.
Ray "Sugar" Robinson, nacido Walker Smith en un suburbio de Detroit, el 3 de mayo de 1920, fue un niño pobre. Y lucha, dentro de las limitaciones lógicas, para que otros niños no tengan la sensación que tuvo él de desamparo afectivo.
Sólo hubo un Ray "Sugar" Robinson en el ring, y en la vida --en los Estados Unidos goza de una fama similar a la que tuvo Martin Lutero King-- pocos pueden igualmente hacerle sombra.
Quisiera que recordáramos y descubriéramos juntos a Ray "Sugar" Robinson. Imaginen mi preocupación y nerviosismo mientras desayunaba en un bar vecino por aprenderme a grandes rasgos su trayectoria antes de pasar a verle. Nervios que desaparecieron nada más estar en su presencia. Su limpia sonrisa invitaba a la tranquilidad:
--Mi padre trabajaba en una fábrica de automóviles y mi madre limpiaba escaleras. Viví en Detroit hasta los doce años, en que nos mudamos a la parte oeste de la calle 53 de Nueva York. De Detroit tengo pocos recuerdos, aunque me acuerdo muy bien que coincidí en el mismo colegio con Joe Louis Barrow, que con el tiempo sería un gran campeón de los pesos pesados. En Nueva York apenas tenía amigos, por lo que mataba el tiempo acudiendo a dar clases de boxeo en el gimnasio de George Gainford. Así surgió mi afición por este deporte.
Hasta que un día, casi sin saber cómo, se vio encima de un ring dispuesto a iniciar una carrera de aficionado, con el nombre de Walker Smith, que sería impresionante: ochenta y cinco combates disputados y otros tantos triunfos, sesenta y nueve de ellos por k.o., de los que cuarenta fueron en el primer asalto. Nacía la más fabulosa historia que se ha conocido en el boxeo. El 4 de octubre de 1940, ya con el nombre de Ray "Sugar" Robinson, que era más sonoro, debutaba como profesional en el Madison Square Garden, enfrentado a Joe Echevarría. Seis triunfales combates realizó este año de 1940, otros veinte en 1941, catorce en 1942. Y a todo ello sin conocer la derrota, a pesar de que paulatinamente --Oliver White, Nick Castiglione, Carl Red Guggino, Fritzie Zivic, Tony Motisi, Al Neetlow etc.-- sus rivales eran más cualificados.
1943 se abrió con una derrota en Detroit ante Jake La Motta, aunque luego volvería a estar noventa y nueve combates consecutivos sin perder. El 20 de diciembre de 1946 se proclama campeón del mundo de los welters, en Nueva York, al derrotar a los puntos a Tommy Bell. El 24 de junio del mismo año daba una paliza a Jimmy Doyle, que moría pocos días después seguramente a resultas de la misma. Era en combate valedero para el titulo que poseía, que siguió defendiendo con éxito ante Chuck Taylor, Bernard Docusen, Kid Gavilán y Charley Fusari. Ray "Sugar" Robinson era imparable. Realiza una gira por Europa, donde se le dispensan colosales recibimientos en Londres, París, Ginebra y Francfort. Es ya toda una leyenda.
--La derrota con Jake La Motta en Detroit, en casa, es la que mas senti. Menos mal que ocho años después pude resarcirme y ganarle.
En efecto, en 1951 Ray "Sugar" Robinson gana a La Motta el titulo mundial de los pesos medios, que pierde cuatro meses más tarde en Berlín, ante Gerhard Hecht, por descalificación en el segundo asalto, pero la comisión anula la decisión del juez de la contienda por considerarla injusta. Ante Randy Turpin, en Londres, pierde con justicia el titulo, que vuelve a recuperar un mes más tarde ante el mismo adversaRio, pero en Nueva York. Lo defiende con éxito ante Carl "Bobo" Olsen y Rocky Graziano. Intenta conquistar a renglón seguido el titulo de los semipesados ante Joey Maxim, pero no lo consigue. El 18 de diciembre de este año, 1952, anuncia su retirada.
1954 celebra la vuelta de Ray "Sugar" Robinson con un combate de exhibición, uno solo, en OntaRio, con triunfo sobre Gene Burton. Con Gene Fullmer al año siguiente pierde y gana en un abrir y cerrar de ojos el titulo Mundial de los pesos medios, e igual ocurre con Carmen Basilio. Pero el titulo se le va ante Paul Pender y comienza la cuesta abajo. El 10 de diciembre de 1955 se retira de forma definitiva.
--¿Qué hizo usted al colgar los guantes?
--Me hice actor. Bailé en un cabaret de París y probé suerte en Hollywood con el cine. Una de mis películas, "Candy", tenía a Los Beatles como protagonistas. Pero la de actor era una vida que no me gustaba y la dejé pronto para crear la fundación para niños huérfanos que lleva mi nombre. Cada dólar que me sobra va a parar a los niños.
--¿Tiene usted hijos?
--Dos, pero a ninguno de ellos les gusta el boxeo.
--¿A usted le gustaba el boxeo?
--Llegó a gustarme a medida que veía que solucionaba económicamente mi porvenir. Pero al principio debo confesarle que no me apasionaba.
--Sin embargo, llegó a ser el más grande...
--Eso dicen.
--¿Cuál es el combate que mas recuerda?
--El primero de los que disputé en Nueva York con Fritzie Zivic.
--¿Ganó mucho dinero en sus más de doscientos combates como profesional?
--En mis doscientos dos combates como profesional amasé una fortuna de cinco millones de dólares.
Parte de este dinero, dedicado a la caridad. No es de extrañar que los niños huérfanos californianos le llamen "San Azúcar" Ray. O también, "El Apóstol Negro".
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