sábado, 8 de noviembre de 2008

Monzón, siempre Monzón


Por: Horacio Pagani

La oportunidad para Omar Narváez de superar la marca histórica de defensas de Carlos Monzón podrá darse en febrero cuando enfrente al estadounidense Rayonte Whitfield, número uno del escalafón (retador obligado) de la categoría mosca de la OMB, seguramente en Chubut, su tierra natal. El récord ya está igualado en 14 y allí podría producirse el despegue. Claro, el rival, alto y estilista, será --tal vez-- el más difícil de los escollos para Narváez. Y quizás se extienda la polémica sobre la compulsa de méritos entre los dos grandes exponentes del boxeo argentino.

Justamente ayer se cumplieron 38 años de la consagración de Monzón como campeón de los medianos, reconocido por la Asociación Mundial y el Consejo. Es cierto, la categoría era la de gran prestigio. Y el vencido, el italiano Nino Benvenuti --aun en su descenso--, llegaba precedido de una sólida carrera en la que se había destacado una victoria sobre el reconocido Emile Griffith, para alcanzar la corona.

Pero lo curioso fue que Monzón no estuviera en los planes de ninguno de los especialistas internacionales de entonces, a pesar de que había logrado los títulos argentino y sudamereicano tras vencer dos veces a Jorge Fernández quien ya había peleador por el título mundial. La astucia de Tito Lectoure alcanzó para convencer a Rodolfo Sabbatini, su socio italiano con el discurso de que no había equivalencias reales entre el famoso campeón y el ignoto santafesino.

La historia se conoce de sobra. Monzón lo vapuleó y lo noqueó impiadosamente en el duodécimo asalto de la pelea realizada en Roma. E inició su camino hacia el mito. Las 14 defensas exitosas. Benvenuti, Mantequilla Nápoles, Bouttier, hasta llegar a Rodrigo Valdez, dos veces. Y, además, la fama, el cine, la farándula, Susana Giménez y algunos excesos. Pero dijo basta cuando quiso y se retiró invicto como campeón tras siete años de reinado.

Su carisma parece inigualable. Su historia trágica se escribió después. Pero Narváez tiene un sueño y merece cumplirlo.

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