JAVIER SÁNCHEZ
Recuerda Laura Fuertes que a los 16 años quiso empezar en el boxeo y tanto apoyo recibió en su casa, tanta comprensión, tanto aliento que su padre, Manuel, se apuntó con ella. "En mi gimnasio, el Asturbox, en Gijón, había una oferta que duraba tres meses y fuimos los dos. Él lo dejó rápido, pero yo me quedé", rememora en conversación con EL MUNDO la primera boxeadora española clasificada para unos Juegos Olímpicos. Antes que ella, desde los Juegos de París 2024, hubo 48 púgiles hombres en competición y hasta tres medallistas -Enrique Rodríguez, Faustino Reyes y Rafa Lozano por partida doble-, pero ninguna mujer. No se puede hablar de igualmente, precisamente.
¿El
boxeo es un deporte machista?
Depende
cómo lo mires. Como te decía, yo he tenido la suerte de recibir el apoyo de mi
familia y en mi gimnasio siempre he estado valorada. Diría que ningún boxeador
piensa que las mujeres somos inferiores porque ven lo que entrenamos, lo que
sufrimos. Pero entre el público hay de todo. A veces sí tienes que aguantar
comentarios machistas: me dicen que el boxeo no es algo femenino o me preguntan
por qué peleo con esta cara de niña.
D
En
su camino hubo una mudanza, al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, en 2019, y
una decepción. Antes de los Juegos de Tokio 2020, ya estaba preparada para ser
olímpica, ya tenía los movimientos, ya tenía la experiencia, pero la pandemia
del covid anuló un Preolímpico y no pudo ni tan siquiera optar a la plaza. Por
eso esta vez, a la primera oportunidad, en el pasado Europeo de Cracovia,
¡bingo!
"Si ganaba el combate por el bronce tenía billete para París 2024 y en el segundo asalto ya sabía que ganaba. Cuando acabé me puse a llorar, bajé del ring llorando y no paré de llorar incluso cuando me entrevistaron. Fue muy emocionante"; relata. Necesitaba esa clasificación. Porque quizá era su única oportunidad de ser olímpica. Pese al 'boom' del boxeo recreativo, el deporte está en crisis y no llegue a los Juegos de Los Ángeles 2028. Sus líos federativos y el estigma de la violencia le persiguen. "Hay que cambiar esa visión, pero no va a pasar de un día para el otro. Peleamos con protecciones y con mucha seguridad. El boxeo no es una pelea en la calle", defiende Fuertes que cree que su deporte aún puede volver a los tiempos en los que creaba estrella y llenaba pabellones. No en vano, las veladas organizadas por Ibai Llanos son un éxito año tras año.
Estas
veladas son un problema o una oportunidad para el boxeo.
Las
dos cosas. Nos dan mucha visibilidad y estoy segura que hay gente a la que le
pica la curiosidad. Quizá haya quien se apunte a un gimnasio después de ver una
velada de Ibai. Por otro lado, dan un poco de rabia. Los influencers que pelean
apenas le dedican cuatro meses y, pese a ello, llenan estadios y tienen
millones de espectadores en Twitch. Estaría bien intercalar combates de famosos
con combates de profesionales para que el público, sobre todo los jóvenes, vean
qué es el boxeo de verdad.
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