miércoles, 3 de abril de 2013

GANA ALVARADO Y AHORA "DUELO EN O.K. CORRAL"


JOSÉ MANUEL MORENO. "BOXEO VELEÑO".

Empecemos por el final. Dos boxeadores extenuados, 5.000 seguidores aplaudiendo sin parar, entre ellos ilustres boxeadores como Mike Tyson, Tim Bradley, Juan Manuel Márquez o Mikey García. Se conoce la decisión, favorable para el peleador que tenía la cara absolutamente tumefacta y en peor estado y el perdedor, en vez de lamentarse, se lanza a una esquina como un poseso indicando el número 3 con su mano izquierda, apremiando a un tercer combate. Le escuece la derrota. Incluso, se entromete en la entrevista que hace HBO al ganador y le pide vehementemente la revancha, el tercer combate, lo que el ahora vencedor acepta sin rechistar. Todo esto es el epílogo a una de las peleas más memorables de los últimos tiempos, comparable a cualquiera de las míticas y recientes entre Ward y Gatti, Barrera y Morales, o Pacquiao y Márquez. Si el primer combate entre Brandon Ríos y Mike Alvarado, en octubre pasado, maravilló al mundo, con un KOT favorable a Ríos en el sétimo episodio, cuando la pelea estaba absolutamente igualada, siendo solo superada como mejor pelea de 2012 por la más mediática Pacquiao-Márquez IV, esta fue infinitamente mejor que la anterior. Una constante lluvia de golpes, o mejor, de bombas, entre dos boxeadores del mismo corte, siempre al frente, que se midieron con desenfreno en la corta y media distancia. Ríos acudía como invicto y favorito, y todo pareció según el guión previsto cuando estuvo a punto de tirar por dos veces a la lona a Alvarado en el segundo asalto.
 
Un round, que en consideración de Bob Arum es, quizás exageradamente, el mejor desde el legendario primer asalto de la míticia pelea Hagler-Hearns. La recuperación en el siguiente round de Alvarado llevó al público a un estado de éxtasis, que hizo que acabara ovacionando a ambos gladiadores al término de todos y cada uno de los asaltos. Puro espectáculo. Estamina por un tubo. Festival de uppers. Y, curiosamente, ninguna caída. No, no era por falta de punch del de Colorado o el de California, sencillamente son dos fajadores como existen pocos en el boxeo actual. Hasta el último tercio de combate, Ríos llevaba una pequeña ventaja en las cartulinas, pero Alvarado, a pesar de tener los dos ojos, especialmente el derecho, prácticamente cerrados, se adaptó mejor a ese final trepidante de pelea. Mejor condición física, puede que mayor hambre de gloria, a sus 32 años. Al final, y tras tropecientos golpes de poder por parte de ambos excepcionales pugilistas, decisión unánime para Alvarado (115-113, 115-113 y 114-113), para que la tercera pelea, que no tardará mucho en producirse, sea lo más parecido al tiroteo de "O.K. Corral".