sábado, 22 de febrero de 2020

WILDER Y FURY SALDAN CUENTAS ESTA MADRUGADA


ÁLVARO CARRERA
AS.com

Tyson Fury se quedó tendido sobre la lona, mirando al techo. Deontay Wilder le acababa de enviar al suelo por segunda vez. El campeón mundial WBC del peso pesado lo festejaba mientras el inglés seguía en la lona. Nadie pensaba que la historia tuviese el final que tuvo, ya que cuando la cuenta llegaba al final, Fury se levantó. Parecía que no iba con él. Fue una sorpresa, ya que solo Stiverne había aguantado los bombazos de Wilder. Gracias a esas dos caídas el estadounidense evitó perder y el de Manchester hizo lo propio. Combate nulo y en la mente de todos ya estaba la revancha. Ese duelo fue en diciembre de 2018 y lo que parecía rápido se tornó en 448 días de espera. Este sábado, al fin, ambos se meten de nuevo en el mismo ring.
Los caminos de ambos hasta aquí han sido diferentes. Wilder ha querido cerrar capítulos y primero se encargó del aspirante oficial, al que fulminó en un asalto, y después de Luis Ortiz. El cubano era el púgil que más cerca había estado de ganarle, hasta que llegó Fury, y le volvió a noquear. Por su parte, el británico firmó un contrato con Top Rank. Tuvo una pelea cómoda para vestirse de invencible y en la segunda, con la misma intención, un corte le dio un buen susto. Pese a ello ganó y hasta la revancha le dio tiempo para cumplir uno de sus sueños de la infancia, competir en WWE. Una vez centrados en el combate, la tensión empezó a crecer. Lo hicieron peldaño a peldaño hasta que el miércoles, en la rueda de prensa oficial, acabaron a empujones. Demasiado para la Comisión Atlética de Nevada, quien tras el vivido en la previa del Khabib vs McGregor endureció su reglamento hasta este tipo de provocaciones.
Eso hizo que en el pesaje no hubiese cara a cara y tengamos que esperar hasta este sábado para que vuelvan a mirarse cara a cara. Deportivamente, el combate también está al rojo vivo. Wilder está ante su undécima defensa y como todo en su carrera lo ha solventado con su gran virtud: la pegada. Por su parte, Fury es técnicamente mejor. Por tanto, la clave está en la defensa del británico. En su primer pleito dominó y solo las dos caídas le privaron del triunfo. Si realiza una pelea sin fisuras, es favorito, pero si comete errores, Wilder no volverá a fallar. En esa guerra del 'gato y el ratón' hay varias claves. La primera es que el estadounidense parece haber mejorado tras el primer pleito entre ambos.
"Aprendí que necesito estar más tranquilo. Voy a ser mucho más paciente en esta pelea", apuntó en la previa. El segundo está en Fury, ya que para este combate ha decidido subir con mucho más peso. Marcó en el pesaje 123,8 kg (104 kg, Wilder), un dato que puede suponer un incremento de su pegada, pero también puede provocar pérdida de velocidad. Por último, y no menos importante, la atención está en los jueces. En diciembre de 2018 había uno estadounidense, otro inglés y otro canadiense. En esta ocasión, los tres, y el árbitro, serán del país del campeón. Algo que puede ser clave. "No tuve el gas suficiente para acabar con él en la última pelea, pero esta vez voy por el KO", aseguró el aspirante. Quizá por ello, su equipo en esta ocasión no haya pedido a la Comisión Atlética de Nevada una elección más variada. Todos son factores que pueden influir. ¿Cuál será el determinante? El ring del MGM Grand Arena de Las Vegas lo desvelará.

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